Rómulo Díaz de la Vega, uno dicen que nació el 23 de mayo de 1800, y otros creen que fue en 1804 en la ciudad de México. Estudió en la Ciudad de México y muy jovencito sentó plaza de cadete el 4 de junio de 1821. El 5 de noviembre de 1827, la Secretaría de Guerra le encargó los trabajos de fortificación de los puertos de Alvarado, Veracruz y de Coatzacoalcos, Ver. A finales de 1828 fue ascendido a Teniente del Cuerpo de Ingenieros. El 23 de marzo de 1830 fue ascendido a Capitán y el 11 de diciembre de 1832 fue ascendido a Capitán Efectivo. El 21 de junio de 1833 dejó las filas del Gobierno para unirse a Don Mariano Arista y Gabriel Durán, rebeldes, por lo que fue dado de baja del Ejército el 7 de septiembre de se mismo año. El 8 de octubre de 1833 fue hecho prisionero en Guanajuato y desterrado a Puebla. A principios de 1835 regresó al Ejército con su mismo cargo de capitán de ingenieros. Se unió a los conservadores en contra de los federalistas. Participó en las guerras internacionales en que se vio envuelto México en las primeras décadas de su vida independientes: Luchó en el Álamo durante la Guerra de Texas en 1836, lo que le valió una medalla de honor y el ascenso a teniente coronel; combatió contra los fraceses durante la Guerra de los Pasteles en 1838, y en la Angostura y en Cerro Gordo durante la invasión norteamericana de 1846 y 1847, cuando fue hecho prisionero y enviado a Nueva Orleáns en los Estados Unidos. Fue Gobernador de Yucatán de 1853 a 1854, de Tamaulipas de enero a abril de 1855 y del Distrito Federal en 1855 con el triunfo del Plan de Ayutla. En virtud de que el general Martín Carrera renunció a la presidencia de la República y en tanto que los liberales, reunidos en Cuernavaca, eligen presidente, el general Rómulo Díaz de la Vega, comandante militar de la capital de la República, quien oportunamente se ha pronunciado a favor del Plan de Ayutla, se declara presidente (12 de septiembre a 3 de octubre de 1855), en espera de que sea relevado del mando. Conservará el orden en la capital de la República durante 22 días, en los cuales, mantendrá la plena libertad de imprenta, derogará los impuestos sobre puetas, ventanas y animales domésticos y otros similares. El 4 de octubre siguiente, el general Juan Álvarez, jefe de la triunfante revolución del Plan de Ayutla, le ordenará entregar la plaza, lo cual será acatado de inmediato por Díaz de la Vega. Después de haber sido presidente de facto en 1856 volvió al bando conservador y en 1859 Miramón lo designó Gobernador de la capital. En 1860 asumió el mando del segundo cuerpo del ejército conservador. Integró la Junta de Notables que eligió a Maximiliano I como emperador en 1863, y en consecuencia, sirvió a la intervención francesa y al Imperio. Y un año después fue nombrado prefecto del Imperio en el estado de Jalisco. Al triunfo de Juárez, De la Vega fue sentenciado a dos años de prisión, los que le serían conmutados por confinamiento en Puebla, después de haber pasado algún tiempo preso. Los últimos meses de su vida fueron muy tristes: enfermo, viejo y sin ahorros económicos, en la más cruel de las miserias, dejó de existir el 3 de octubre de 1877 y se supone, se decía, que sus restos fueron llevados al Panteón de San Fernando. |