José Joaquín Antonio Florencio de Herrera y Ricardos nació el 23 de febrero de 1792 en Xalapa o en Perote, estado de Veracruz. Fue el quinto de los seis hijos nacidos del matrimonio entre José Rafael Herrera y del Campo y su segunda esposa, Ana Apolinaria Ricardos Iberri. José Joaquín de Herrera desarrolló una activa vida castrense que lo forjó como militar y le valió importantes ascensos que mostraron lo conveniente de la carrera elegida. El cadete del Regimiento de la Corona incorporado a las fuerzas del realista Félix Calleja, que el 7 de noviembre de 1810 tuvo su bautismo de fuego en Aculco venciendo a los insurgentes, pasó a ser subteniente veterano en el mismo regimiento en enero de 1812, el año en que fue promulgada la Constitución de Cádiz; capitán de milicias en 1814 en la segunda Compañía de Milicias de Chilapa y teniente coronel en junio de 1817. En ese periodo, 1810-1820, Herrera participó en acciones relevantes como la recaptura de Guanajuato por Calleja en noviembre de 1810; la batalla de Lomas de Maguey, cerca de Zacatecas, en mayo de 1811, para interceptar la huida hacia el norte de las tropas insurgentes de Ignacio Rayón; la defensa de Toluca en octubre del mismo año; el sitio de José María Morelos y Pavón en Cuautla, de febrero a mayo de 1812; la batalla de Acatlán en febrero de 1813; la recaptura de Acapulco y la batalla de El Veladero en abril y mayo de 1814, y la acción de Petatlán en abril de 1817 por mencionar sólo algunas. El 5 de agosto de 1820, José Joaquín de Herrera solicitó su retiro militar a la edad de 28 años. Herrera se retiró con el grado de teniente coronel graduado y regreso a la casa paterna en el pueblo de Perote. Abrió una tienda en Perote, pero el destino volvió a tentarlo cuando los oficiales de Iturbide le ofrecieron la guarnición del Fuerte de San Carlos; en 1821 entró a la Ciudad de México como general de brigada del Ejército Trigarante, cargo en el que se mantuvo hasta mediados de marzo de 1822. El 24 de abril de 1822 fue elegido vicepresidente de la Cámara de Diputados. Lo más sobresaliente de su actividad en el Congreso fueron cuatro propuestas que elaboró mediante las cuales pretendía premiar servicios militares, crear una milicia, difundir documentos legislativos entre las fuerzas armadas y recabar topográfica estratégica. Para octubre de 1824, México era una república federal y la década siguiente, caracterizada por la monarquía militar, el caos político y la crisis económica, fue para Herrera una etapa de ascensos políticos y militares. Se desempeño como comandante militar en varios estados, resulto electo diputado al congreso de la Unión en distintos periodos, y se le promovió a general de división en 1833, aparte de que en dos ocasiones ocupó la cartera del Ministerio de Guerra y Marina en ese tiempo se casó con la veracruzana María Dolores Alzugaray, procreando dos hijos. Su vida política comenzó en el año de 1844 cuando el Congreso nombró a Valentín Canalizo como presidente interino del país debido a que Santa Anna había pedido licencia para dejar el puesto. Sin embargo, Canalizo no se encontraba en esos momentos en la Ciudad de México y se debía tener a alguien al mando del país. El Congreso decidió nombrar a José Joaquín de Herrera presidente interino de México por 9 días, del 12 al 21 de septiembre de 1844, (primer período). En esos días José Joaquín de Herrera formó parte del Día de la Independencia. Posteriormente, el Congreso mandó a llamar a Valentín Canalizo a la Ciudad de México y Herrera le entregó el puesto de presidente. Cuando Santa Anna fue derrotado, Herrera volvió a ser presidente. En el segundo mandato, casi un año, 1844-1845; momento de anexión a Estados Unidos de la República de Texas, en la cual prefirió negociar pacíficamente. Los norteamericanos belicosos, pretendieron acaparar otros territorios, fue cuando por orden suya mandó al general Mariano Paredes a defender la plaza y lo traicionó. En la guerra entre México y Estados Unidos, Herrera sustituye a Antonio López de Santa Anna como comandante del ejército, tras la Batalla de Huamantla del 9 de octubre de 1847. Tres días después, el general estadounidense Joseph Lane se abrió camino entre las tropas de Herrera en Puebla y cercó la ciudad de México. Gobernó por tercera ocasión de 1848 a 1851; Asumió por tercera vez la Presidencia pocos días antes de la evacuación del ejército norteamericano del territorio nacional. Empleó la indemnización estipulada en los Tratados de Guadalupe Hidalgo para cubrir la deuda inglesa, pacificar el país y pagar los sueldos de la burocracia. Impulsó el proyecto de los liberales moderados, apoyado en dos brillantes ministros: Mariano Riva Palacio y Mariano Otero. Logró entregar el poder de manera pacífica y constitucional, hecho que no se verificaba desde 1829. Se retiró a la vida privada. El general Herrera tenía una cualidad que lo distinguió de los militares de su época: era extremadamente honrado. Así lo demostró en sus tres administraciones, en las que la austeridad fue característica de su mandato. Al final de su vida fue director de la Casa Nacional Monte de Piedad. Murió modestamente en Tacubaya, Ciudad de México, a los 61 años. Fue enterrado en el panteón de San Fernando sin honores de Estado, un 10 de febrero de 1854. |